EL GABINETE DEL DOCTOR CALIGARI, de Robert Wiene



Ok, boomer.

Siempre me toca enfrentarme a la frase " y los millenials", la cual  me molesta en lo profundo de mi ser porque tuve que nacer en medio de esa generación y nada puedo hacer para remediarlo.
Dentro de todas estas críticas a la cuales me toca enfrentarme existen unas que se repiten: "que venimos de una generación en donde se nos da todo", "que estamos acostumbrados que nos traten como seres especiales", "que solo apreciamos las cosas por los plot twist" y por sobre todo "que no aprecian lo clásico o lo bueno porque la cantidad de material que consumen es infinita". Desde este último punto emerge un poco la polémica entre Scorsese y Marvel, en donde le doy toda la razón a Scorsese, pero igual se me salió el corazón por la boca cuando vi la pelea entre Iron Man y el Capitán América en Civil War.

Es por todo lo anterior que voy a hablar de una película la cual, según la definición que los boomers tienen de mí, no debería poder apreciar: El gabinete del Doctor Caligari.

El gabinete del Doctor Caligari es una película alemana de 1920 que parte con un muchacho, Francis, contando una historia completamente desquiciada que había vivido hace un tiempo. En esta anécdota se nos presenta al Doctor Caligari, un extraño personaje que monta un acto con su sonámbulo, Cesare, en la feria local. Francis y Alan, su amigo, asisten a esta feria para ver el espectáculo. Cuando Cesare despierta, que lleva 25 años dormido, es capaz de ver tanto el pasado, el presente y el futuro. Alan pregunta por su fecha de muerte y Cesare le dice que será al amanecer. Grande es el impacto de Francis al enterarse en la mañana que, realmente, su amigo había muerto. Esto desata una trama detectivesca en la película, intentando demostrar que era el sonámbulo el responsable del asesinato. Intrigado por el doctor y su criatura, Francis acude al manicomio, en donde se entera que Caligari era el responsable de la institución. Sin embargo, la cosa no termina ahí. Cuando Francis termina su relato se nos es revelado que (spoiler de película de 100 años) Francis es un paciente del mismo hospital, junto con los otros personajes de su historia y que Caligari es el director en la realidad.

¿Pero es acaso eso suficiente para que los millenials se tienten a ver esta película? No, pero queda aún más. Aparte de la historia, la cual tiene unos giros argumentales que incluso 100 años después pueden ser apreciados como la obra de arte que son. la película cuenta con una escenografía realizada a mano la cual es capaz de destacar incluso a través de los pixeles que se entrometen de vez en cuando. Trazos curvilíneos, proporciones descomunales, paisajes oníricos y de pesadilla, cada una de las pinceladas realizadas tiene una razón de ser. La musicalización da información de la escena sin que sea necesario que los personajes hablen. Y, finalmente, uno de los detalles más sorprendentes, el maquillaje. Es fácil ver cuáles de los personajes son los protagonistas y si alguien me dice que Tim Burton no copio esta estética, no pienso creerle. El maquillaje esta puesto de tal manera de que los ojos se vean intensos, gigantes, atroces, llenos de secretos oscuros que están en la punta de la lengua, pero que no pueden ser hablados. Los ojos de Cesare están expuestos de tal forma en la que cuando te dicen que él es capaz de saberlo todo, tú no tienes otra opción más que creerlo. Los ojos de Caligari están maquillados de forma que se vean más grandes y abiertos permanentemente, terribles y maquiavélicos. Los ojos de Jane presentan una ansiedad permanente, por lo menos en el relato de Francis, y están enmarcados dentro de este negro profundo que es una muestra de todas las noches sin dormir. Todo esto genera un ambiente que no sé si ha podido ser imitado de manera tan elegante en cualquier otro filme.

Esta película está realizada en medio de un contexto entre guerras, donde sabemos que Alemania tomó un rol central en el asunto. Por eso busca hacer una crítica importante acerca de la deshumanización de los sujetos. Cesare es un títere sometido a la crueldad de su amo, sin voluntad. Por otro lado, esta película puede leerse desde otra perspectiva, en la cual se toma al abuso psiquiátrico como tema central. ¿Es acaso Caligari un amable director de hospital, como se propone, o en verdad esta proyección malvada de Francis tiene algo de cierto? La posición de riesgo en la que están estas personas es un tópico real y notorio actualmente, pero puede ser que hace 100 años atrás esta película fuera TAMBIÉN pionera en eso.

Así que, como millenial que cree que no puedes decir que algo que tiene 100 años es material de spoiler, considero que esta película es importante de ver. No solo porque es de esas películas que salen en las listas de cosas que hacer antes de morir por coronavirus, sino porque es una película que nos deja conectarnos con las personas de hace 100 años atrás y ver cómo se enfrentaban a problemas que ahora nosotros resolvemos con millones de dólares y computadores. Pero, aun más que eso, ver esta película nos permite conectarnos con una antigua generación de humanos que intentaron ser eso, humanos, e identificar todo aquello que nos define de forma elemental y que nos conecta a través de los largos siglos. Tal vez en un futuro lejano y maravilloso podamos dejar de hablar de guerras, deshumanización y abuso, pero aún no es posible. Puede que en ese tiempo maravilloso, esta película se vuelva obsoleta como todos nosotros y que a los millenials de esa generación ya no tenga por qué importarles El Gabinete del Doctor Caligari.

Isidora Molina
Das Kabinett des Dr. Caligari
Alemania, 1920
Dirigida por Robert Wiene

Comentarios

  1. Buenos comentarios.
    En lo personal, me considero más bien "xennial".
    Lo importante, más que la edad o generación, creo es que al menos tengas la curiosidad y el interés por acercarte a conocer cosas o productos artísticos como el que has comentado. Claro, estas películas a simple vista (o de oídas) puede resultar muy fome por ser en blanco y negro, o porque no tenga sonido o mucha parafernalia, pero es de las que ha sentado bases para, como tú dices, un director como Tim Burton, o quizás un Shyamalan o cualquier película de terror o suspenso que hayan hecho más adelante, hasta el día de hoy, y también para música o dibujos animados.
    De hecho, yo misma justo esta semana he estado viendo películas viejas que no conocía. Son tan viejas que varias son mudas, y dos de ellas han sido con Conrad Veidt, las cuales recomiendo: "Diferente de los otros" y "El hombre que ríe". Tal vez hable de ellas también por acá más adelante.


    Saludos.

    Carolina B. Pérez.

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  2. Soy derechamente milenial, debo decirlo. No aborrezco las películas silentes, tampoco me fascinan especialmente, pero de todos modos siento que siempre es bueno verlas (mi sensación es que en general es bueno ver). De hecho, muy recientemente vi Metropolis, y me parece que cuestiones atractivas que mencionaste de El gabinete del doctor Caligari, que no he tenido oportunidad de ver, también están en Metropolis. Sin duda el cine silente conservaba características propias del teatro y la pintura, y en función de eso los recursos visuales, propiamente artísticos, son notables. En el caso de Metropolis también se encuentra un comentario respecto de su época, así que entiendo tu apreciación a la película.

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