EL HIJO, de Jean-Pierre y Luc Dardenne
Los créditos en completo silencio, un martilleo en fuera de campo, y la cámara nos muestra la nuca del que después sabremos es nuestro protagonista. Lugar: una carpintería.
Película filmada con cámara en mano en todas las escenas, se mueve todo el rato. Esta manera de filmar siguiendo las acciones de los personajes de una manera que a veces puede resultar cansadora e incluso provocar que algunos espectadores se mareen. Aun así vale la pena el recorrido. Más que centrarnos en el personaje vamos viendo lo que éste mira o cuál es su objetivo. Como espectadores sabemos vemos que el protagonista. Esto va creando cierto suspenso. Al comienzo de la película, en particular, nos vamos dando cuenta que aquello que los personajes no dicen es una pieza fundamental de la historia. ¿Qué es lo que pretende Oliver? ¿Por qué sigue a Francis? ¿Qué lo mueve a relacionarse con él de esta manera algo ambigua? A ratos lo agrede, a ratos lo protege. “El Hijo” es una película de silencios más que de diálogos. Lo que en un principio podría parecer un deambular sin rumbo, va creciendo en su propio ritmo dramático. La cámara en mano intensifica esto. Una cámara siempre detrás casi intrusa. A los Hermanos Dardenne se los suele llamar “filmadores de nuca”. Como espectadora me pregunto o trato de adivinar qué es lo qué Oliver piensa? Vamos descubriendo paulatinamente, casi a cuentagotas cuál es la motivación de Olivier en su relación con Francis. La cámara tan cercana, casi invasiva hace sentir fuertemente la emoción, una cierta incomodidad al escuchar y sentir a Oliver en su respiración, casi como si estuviera a centímetros nuestro. Se perciben muchos detalles. Esta manera de filmar con una sola cámara hace que haya varios fuera de cuadro, no se ve lo que está pasando con el otro. Ej. Una escena en que Oliver va a comer en la cocina de su lugar de trabajo y conversa con la cocinera. Se entiende que está hablando con ella, pero no la vemos.
La austeridad de “El Hijo”, su minimalismo, la falta de información logra abrir muchas preguntas, más preguntas que respuestas. ¿Qué busca Oliver? Venganza? Olivier Gourmet, actor que se repite en varias de las películas de estos hermanos, representa un excelente papel, sus gestos corporales son absolutamente naturales. Morgan Marinne como Francis no se queda atrás.
Una película que ciertamente no es fácil ni agradable de ver, película que nos inserta en temas fundamentales de la vida: ética, responsabilidad, venganza, perdón, duelo, dolor, paternidad, amor, abandono, negligencia, educación y familia. ¿Cómo me encuentro cara a cara con el otro? Si ya los temas y emociones a los que los Dardenne nos enfrentan no son fáciles, y nos transmiten cierta angustia y desanimo; ciertamente la manera de filmar, con una cámara algo errática e inestable, no ayuda a hacer más grato el visionado. El colorido de la película en una tonalidad apagada, tonos tierra, café, crema intensifican la naturalidad de la película. Se siente la tensión en la atmósfera, en la irritación del protagonista, en sus movimientos enérgicos y precisos, en su solitario andar, en su secreto no revelado. Ojo, que no quiero decir que al no ser una película agradable de ver hay que evitar verla, por el contrario, quiero invitarlos a acompañar a Oliver en su recorrido, en su viaje interior. Y quizás invitar al debate con uno mismo? Qué haría yo como ser humano en esta situación? ¿Es esto lo que los Dardenne nos proponen? ¿Obligarnos a mirar, a mirarnos? ¿O los Dardenne no proponen, simplemente exponen una realidad?
Patricia Neira
Le fils
Bélgica, 2002
Dirigida por Jean-Pierre y Luc Dardenne
Bélgica, 2002
Dirigida por Jean-Pierre y Luc Dardenne

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