IT'S SUCH A BEAUTIFUL DAY, de Don Hertzfeldt
Olvídame tú, que yo no puedo
Ante una pandemia que nos obliga a distanciarnos socialmente, una gran cantidad de material audiovisual ha sido liberado de manera digital. Cineastas tan disímiles como Travis Wilkerson, Marie Losier o Alejandro Fernández Almendras han publicado de manera gratuita parte de su filmografía, fomentando el llamado generalizado a una cuarentena autoimpuesta tras el rápido avance del COVID-19 a lo largo del mundo. Esa historia ya la saben. La estamos viviendo. Con el fin de distraerme ante un clima digno de un filme de Steven Soderbergh —o Roland Emmerich, para los más pesimistas—, elegí como primer visionado uno de los largometrajes recientemente liberados: "It's such a beautiful day" (2012), de Don Hertzfeldt. "Algo piola", pensé.
Técnicamente, la película es un compilado de tres cortometrajes previamente estrenados por el animador estadounidense: "Everything will be OK" (2006), "I am so proud of you" (2008), e "It's such a beautiful day" (2011), el cual le da título a la película y completa la llamada "trilogía de Bill", pero ¿quién es Bill? Bueno, Bill es el protagonista —y principal hilo conductor— de una serie de viñetas que, en base a simples trazos en blanco y negro encapsulados por círculos irregulares, desarrollan una historia que plasma diversos fragmentos de su rutina, pensamientos relacionados a vínculos pasados, y el enfrentamiento del presente ante su difusa memoria. Siendo un relato en el que la visualidad recae principalmente en acciones desarrolladas por "figuras de palitos", Hertzfeldt contrasta una animación aparentemente jovial con un sensible guión que abarca tópicos relacionados al duelo, las despedidas, y la melancolía tras el acto de recordar.
A medida que el filme progresa, su estructura narrativa lentamente comienza a simular la estructura mental del protagonista en cuestión. La edición del largometraje equilibra momentos que parecieran estar influenciados por el diarismo documental de realizadores avant-garde como Jonas Mekas, junto a distintos estados de la materialidad fílmica generados por el enfrentamiento de la animación en papel con el lento derretir de un trozo de hielo o el rápido avance de una llama de fuego. Viéndome aislado de la reacción colectiva que podría haber obtenido de un visionado en cines, me enfrenté a este filme animado de manera solitaria, siendo presa de un montaje abrasivo que logró ponerme en los zapatos de Bill y empatizar con un relato en donde la respuesta de todo pareciera ser "solo vas a envejecer".
A diferencia de lo que había pensado en un inicio, la película no resultó ser "algo piola". Una vez que la reproducción finalizó y el logo de Vimeo apareció en pantalla, sentí un vacío en el pecho con el que nadie iba a lograr empatizar. La película me afectó. Con poco más de una hora de metraje, "It's such a beautiful day" termina siendo un bellísimo comentario tras la idea de racionalizar nuestro presente reflexionando sobre nuestro pasado; lo mundano y lo extraordinario como el motor de una vida enfrentada a la incertidumbre. Al no tener a nadie a mi lado con quién comentar el filme, me dediqué de inmediato a la producción de este texto. Al tratar de reconstruir textualmente lo experimentado, empaticé aún más con la figura de Bill. Momentos difíciles nos obligan a tomar distancia con nuestro pasado. Sólo podemos refugiarnos en las imágenes, los recuerdos y cómo reaccionamos a ellos. Esa historia ya la saben. La estamos viviendo.
Nicolás J. Vogt Parra
It's such a beautiful day
Estados Unidos, 2012
Escrita y dirigida por Don Hertzfeldt.


Me gustó tu texto porque escribiste acerca de recursos técnicos y visuales para comentar la narración y dar cuenta de una atmósfera general, dando pistas a otros elementos-autores-nociones, que permiten imaginar no solo de qué va sino cómo va. Es una buena invitación y de hecho la veré el día de hoy. Gracias!
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