MR ROBOT de Sam Esmail






Anoche soñé con Mr Robot. Soñé que Elliot Alderson (Rami Malek) y su grupo hackeaba definitivamente los sistemas financieros y empresas que nos oprimían, liberándonos del yugo capitalista. Justo ahora, en momentos de cuarentena, de epidemia, de incertidumbre sobre el futuro, personajes como Elliot nos hacen soñar que existen personas que se enfrenta al sistema solo por un gran sentido de justicia.
Durante cuatro temporadas y cuarenta y cinco capítulos, he seguido las aventuras de este programador durante el día y hacker justiciero en las noches, quien junto a su padre y hermana, lucha contra corporaciones transnacionales que manejan a los países y sus gobernantes. Filmada de manera brillante, con mucha acción, misterio y suspenso, ha sabido mantener a lo largo de sus temporadas el pulso narrativo y espíritu crítico hacia nuestra sociedad.
Por un lado, la serie ha mostrado el impacto de la tecnología en nuestras vidas. Vidas virtuales que llevamos muchos de nosotros, confiando nuestros datos y secretos a celulares, tablets o computadores, que luego son usados por personas sin escrúpulos: hackers, gobiernos, empresas. Esta tecnología que nos facilita el vivir, que permite comunicarnos, que nos hace sentir seguros, que nos da la sensación de pertenencia, pareciera que solo esconde una alienación que está en lo profundo del hombre hoy. De ahí que la manipulación y dominación a través de estos aparatos, sea el asunto central de la historia. 
Por otro lado, instala una crítica política evidente. ¿Quién gobierna los estados? ¿Quién gobierna las sociedades? ¿Los políticos elegidos para ello o grupos anónimos con intereses propios? En este caso, el tema de las sociedades secretas es presentado por medio de un grupo de gerentes que toman decisiones vitales, por intereses meramente comerciales. Sociedades que tienen sus propios códigos y su propio ejército que actúa impunemente en las sombras: El Ejército Oscuro.
No obstante, no es la trama conspirativa lo más atractivo de la serie, sino además la forma de mostrar todo este ambiente. Elliot, un genio al momento de ocupar los instrumentos tecnológicos, sufre de un claro trastorno disociativo. La serie muchas veces asume el punto de vista del protagonista, y hay ocasiones en que no sabemos si lo que ocurre está en la realidad del relato o solo en la cabeza de este héroe informático. Los encuadres y la paleta de colores dan a las escenas un estilo que linda en lo irreal, como si se viviera en un sueño (o pesadilla) permanente. Las imágenes, la mayor parte de las veces, toman a los protagonistas, descentrados, en los bordes del encuadre, como si la realidad los aplastara. Además, aparecen encuadres cerrados, geométricamente perfectos en algunos casos, en espacios pequeños, que da una impresión de sin salida que afecta a los protagonistas. A esto se suma los colores fríos que dominan la serie, produciendo un efecto de opresión y alucinación que intensifica la atmósfera paranoica del relato. A lo largo de sus temporadas, cuando Elliot cambia sus objetivos, volviéndolos cada vez más difíciles de realizar, y la trama se va haciendo más sombría, a medida que las fuerzas secretas lo acosan, las imágenes se estilizan a tal punto, que en la última temporada, lo terrible de algunas de sus escenas, contrasta con la belleza de los colores y encuadres de determinados momentos, verdaderamente surrealistas.  
De una temporada a otra, la serie introduce nuevos personajes y otros desaparecen. Surgen nuevas subtramas y algunos giros dramáticos inesperados, sorprenderán, aunque  otras vueltas de tuerca se verán un poco rebuscadas. El eje central de la historia se mantiene, la lucha de Elliot contra las corporaciones y el Ejercito Oscuro. Sin embargo, en esta cruzada vital del protagonista, va emergiendo otra pelea que libra Elliot y que acaso sería la más importante de todas: el duro combate contra sí mismo y sus propios demonios.
En síntesis, una serie fantástica, muy atingente a nuestros tiempos, con momentos realmente muy logrados, capítulos de antología y una gran realización estética. Especial para estos días de pandemia, advirtiendo que cualquier similitud con nuestra realidad, solo está en la cabeza de sus creadores.
                                                                                                          Cristian Uribe Moreno

Mr Robot
EEUU, 2015 – 2019
Creada por Sam Esmail

Comentarios

  1. Para mí, unas de las mejores series que ha parido la televisión en la última década. Tengo que hacer el mea culpa de que me quedé en la segunda temporada, pero es buena oportunidad este encierro involuntario para terminarla. Es verdad lo que dices, la forma en que está grabada esta serie nos hace apreciar mucho las tomas, pero a la vez juega con nuestra cabeza al cuestionarnos muchas veces si lo que vemos es parte de la realidad, o no es otra simulación.
    Gracias por comentarla.

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