PERSONAL SHOPPER, de Olivier Assayas



Ectoplasma y géneros

Personal Shopper cuenta la historia de Maureen (Kristen Stewart), quien se ocupa de realizar las compras de joyas y ropa de alta costura para una socialite, esta lejos de sentirse deslumbrada por estar cerca de la vida de las luces y lujo, tiene bastante apesadumbrada a la protagonista, realizando todo de manera automática y algo desganada.

Junto con lidiar con este trabajo, Maureen se encuentra viviendo el duelo de la repentina muerte de su hermano mellizo, quien prometió contactarse con ella una vez que muriera, esto último vinculado a la afición que tenía su hermano por el mundo del espiritismo. Ante esto, Maureen decide pasar noches enteras en la casa que habitaba su hermano, caserón oscuro y completamente vacío, hasta que éste le dé la señal que necesita escuchar, hito, que a su vez se convierte en la justificación para mantenerse en la ciudad y trabajo que detesta.
Entre medio de todo esto, Maureen sufre un particular acoso de un anónimo, se verá envuelta en un caso policial, mientras se encuentra en una búsqueda personal acerca de quien verdaderamente es y quien quiere ser. Además, el director decide realizar un homenaje tardío y reivindicatorio a una artista de vanguardia, casi en los mismos términos que al formato de telefilm.
Esta gran maraña de tramas, subtramas y fetiches en los que nos sumerge el director, que no parece ligar en ningún momento y quizás porque no le interesa derechamente, se exhiben únicamente como excusa para mostrar el gran alarde de Assayas: Construir un relato en base a las convenciones, estructuras, estilos que ofrecen una serie géneros cinematográficos sin hacer abandono de estos en ningún momento de la película.
Si bien la construcción de una película en base a fundir géneros no es nueva, y quizás sea la forma más usual de hacer cine, podemos identificar solo dos caminos para ello. Uno es la mezcla absoluta, quedando únicamente las formas de esos géneros: el cantar, bailar, reír, asesinar, etc. (comedia musical); y la otra es la segmentación, la película se construye en base a marcados episodios de un género u otro, pero sin llegar a toparse realmente. Forma de mezcla que en ambos casos sólo resistirá dos géneros.
Acá es donde Assayas se despega de lo usual, y ofrece un ejercicio estilístico de compromiso absoluto por el camino tomado hasta llegar al final, esa historia de horror fantasmagórica que a su vez es un drama, thriller policial, filme de crítica social, comedia de lo absurdo, decidiendo no pasar por el borde de estos, ni robar un guiño de alguno de estos para dar la falsa sensación de complejidad. Se abandona la opción de lo híbrido para abrazar la realización de un cine mutante, donde se rompe el contrato con el espectador respecto de lo que entró a ver, en función de lo que le pudo contar el tráiler, reseña o lo que vio en los primeros 10 minutos de cinta.

Sebastián R.

Personal Shopper
Francia/Alemania, 2016
Dirigida por Olivier Assayas

Comentarios

Entradas populares de este blog

HOLY SPIDER, EL TEJIDO SAGRADO DEL ASESINO

CINÉFILOS VS FANBOYS (y otras cosas)

EL PRODIGIO: LOS ARTIFICIOS DE LA RELIGIÓN Y EL ARTE