LOS SIMULADORES, de Damián Szifrón

En
un particular período de la historia Argentina, el cual desembocó en una de las
mayores crisis que ha enfrentado el país transandino en su historia reciente, surge un grupo de personas
que, premunidos de planes y formas extraordinarias, solucionan problemas ordinarios
que, al parecer, no tienen solución. Esa es la premisa del show “Los Simuladores” (2001, Argentina) ideado por su creador, Damian
Szifrón (recientemente premiado por su película Relatos Salvajes) quien
pensaba que faltaban series de acción en la Argentina de aquella época. Si bien
tiene una influencia en las series de acción norteamericanas (Brigada A y Misión Imposible),
creo que el gran acierto de la serie es que se hace cargo de las situaciones
cómicas que generan Los Simuladores en cada episodio, pero son delicados al
mostrar que las vicisitudes que aquejan a los personajes son tan cotidianas que
nos podrían pasar a cualquiera de nosotros.
Así
es como muchos episodios comienzan con situaciones que son producto de la
crisis económica del país: un dueño de un cibercafé que, aquejado por deudas, decide
pedir dinero a prestamistas, los cuales después lo extorsionan; un trabajador
de una planta lechera que después de trabajar durante 30 años se le despide, porque
la planta ha sido adquirida por capitales extranjeros; una mujer adulta que se
encuentra deprimida después de separarse y estar ad portas de la etapa de la menopausia. Los problemas que requieren la ayuda de estos justicieros sociales son
los de la Argentina de hace 20 años, pero también pueden ser los de cualquier casa en cualquier país de latinoamérica. Para poder enfrentar estas
crisis, Los Simuladores generan un operativo de simulacro, el cual consiste en montar
una puesta en escena sobre la cual generan personajes ficticios, los que a su
vez representan situaciones que favorecen el objetivo de simularles una realidad a los espectadores. Suena parecido al
cine ¿no? Incluso, los cuatro simuladores, los cuatro miembros de esta brigada,
funcionan coordinadamente, cada cual tiene su función: Santos,
el organizador y quien planea los operativos; Lamponne como el jefe de
logística, quién consigue y gestiona todo lo necesario para poner en marcha el
plan; Medina, el investigador del grupo, quien consigue la información
de cada uno de los clientes; y por último Ravenna, quien es el encargado
de la personificación, el personaje que ejecuta la puesta en escena. Me gusta mucho
la idea de ver a los cuatro como grandes integrantes de una creación
cinematográfica: Santos sería el Director, Lamponne como Director
de Montaje y puesta en escena, Medina como Guionista y Productor y Ravenna como Actor.
Al
montar los operativos, el grupo procura generar situaciones que sean increíbles,
en eso radica lo cómico de la serie, ya que son capaces de convencer al engañado
de situaciones extraordinarias, situaciones que nadie en su sano juicio
creería. El equipo se prepara con una devoción militar y con un
alto grado de profesionalización, las víctimas llegan a creerse cuentos que involucran
vampiros, alienígenas, nazis e incluso dobles de Los Beatles, todo porque el equipo
Simuladores montó la realidad de esa manera. En el mundo de los Simuladores
todo vale para enfrentar la crisis, en palabras de Ravenna, “si está bien
ejecutado, todo es creíble”. Como en una pantalla de cine, si está bien ejecutado, cualquier
historia es (in)creíble.

Punto
aparte son los escasos recursos con los que contó la producción, de muy bajo
presupuesto. Es cierto que si la serie fuera estrenada en estos días estaría en offiside: muchos operativos resultaban plausibles porque se desarrollaron
en forma analógica, no había smartphone ni redes sociales; pero no existe
duda de que la mística de estos cuatro paladines del hombre común hace que
tengan bien ganado el sitial de la segunda serie más repetida en Argentina,
después una amarilla familia gringa.
Matías Barahona de la Cerda
Los Simuladores
Argentina, 2001
Creada por Damián Szifrón
Lo que me encanta de esta serie es que no es una imitación mala de otra cosa, aun cuando tenga esa influencia que señalas de series estadounidenses. Para mi, Los simuladores es tan auténtica como es 31 minutos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario! Ciertamente la serie es muy origianal, y así también fue la película que hizo el director. Me quedé con ganas de ver el proyecto en el que estaba trabajando ahora último (que, para su mal ojo y mala fortuna, estaba trabajando con los Weinstein)
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