PATRICK MELROSE




¿Cómo sobrevivir al primer episodio de Patrick Melrose? 
Vivir al borde, sobrevivir al límite de nuestro cuerpo sometido a múltiples drogas legales e ilegales, al consumo desorbitado de alcohol sumando el peso de un pasado oscuro y doloroso.
El primer capítulo de esta serie protagonizada por un febril Benedict Cumberbatch es una hazaña. El golpe es fuerte, y por más esperado que parezca, el abismo al que se enfrenta el protagonista es tan enorme que deja sin aliento.Patrick Melrose vive literalmente provocando a la muerte, desafiando a la vida e infligiendo a su cuerpo toda la gama de aflicciones a los que una adicción puede llevar. Cumberbatch lo lleva al límite, con una interpretación turbadora, donde no hay tintes medios a este sujeto que vive centrado en su adicción y con su necesidad constante de hablar, de conversar con esas voces en su cabeza, consigo mismo, de reconstruir su historia. Y eso es lo que queda solo en el primer episodio de un serie que tiene solo 5.
Patrick Melrose y su vida borderline está basado en una serie de libros de premiado autor británico Edward St. Aybyn, escritos de manera semi autobiográfica donde su infancia de abusos en una familia de clase alta inglesa, con tintes aristocráticos, es el escenario en que todas las coordenadas de una decadencia moral y física se instalan. Patrick crece en una familia de desapegos afectivos, y se sumerge en la adicción: sean relaciones sexuales ambivalentes, sea heroína, cocaína o alcohol. 
Apenas conocemos al protagonista descubrimos dos cosas: la primera es que su padre ha muerto; entonces, tras unos segundos de silencio vemos que deja caer algo, una jeringa mientras notamos una mancha de sangre su camisa. Es allí donde todo el relato comienza a construirse, dando giros al pasado, con un vívido retrato de una pareja de padres  completamente disfuncional. Vemos el mundo en que se mueve, las relaciones que cultivan, las perversidades en que se sumerge; sin culpas, sin el problemático estorbo de los afectos filiales, para luego volver a el regreso de Patrick a su infancia cuando va en busca de las cenizas de su padre.
Toda la miniserie -dirigida por el alemán Edward Berger- está perfectamente armada. No sólo por la elección de los actores y actrices, realizada con tal precisión que una mueca en la boca de un personaje parece ser la suma de todos los males encarnados, sino que además las locaciones, el vestuario, la elección de la paleta de colores y la fotografía. Todo es parte de un engranaje minucioso donde nos cruzamos con el pasado, el futuro y el agitado presente del protagonista. Desde un lujoso hotel, un estiloso bar a los callejones donde busca a sus dealers. Los colores de la infancia, los colores de la adultez, la mirada de un niño y luego la mirada de un Patrick que se da cabezazos con la vida y las relaciones. Como tantos otros personajes, pero que en el caso de Patrick tiene la ventaja de tener a un Benedict Cumberbatch que brilla en un papel de alguien que se cae a pedazos. 
Algo interesante de esta serie es que no es un apología a las drogas como otras series o películas, ni tampoco romantizamos la persistente posibilidad de una mayor caída en la oscuridad de Patrick. Acá la ferocidad de la autodestrucción es completa, pero jamás exenta de humor. Humor negro por supuesto, pero humor. Patrick es ingenioso, irónico y rápido. Su mente no para y en ese torbellino de ideas lo acompañamos, a veces muy en contra de nuestra salud mental, por los vericuetos más intensos en sus conversaciones, sea con otros o consigo mismo, encerrado en una habitación de hotel en un bar o una bañera. Patrick no se detiene, nunca. Y lo más increíble de todo, es que lo seguimos y lo seguimos completamente ensimismados.

                                                                                Astrid Elena Donoso Henriquez


Patrick Melrose
UK / USA 2018
Creada por Edward Berger




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