ROMPAN TODO: LA HISTORIA DEL ROCK EN ÁMERICA LATINA
Rompan todo: La historia del rock en América Latina
La historia es una serie de afirmaciones con
distorsiones, renuncias, omisiones y mitificaciones. Por eso, al ver la serie
de Netflix, Rompan todo: La historia del
rock en América Latina, sobre la aparición del rock en nuestro continente (desde
los lejanos 50 hasta llegar al presente, un trance histórico de más de 60 años,
en menos de 6 horas), las sensaciones que quedan son variadas: deleite por ver ciertas imágenes y escuchar
melodías casi olvidadas; enojo por lo no exhibido; asombro por ciertas
aseveraciones de los protagonistas; pero, sobre todo, satisfacción de ver gran
parte del playlist de nuestra vida en pantalla. Porque para muchos que pasamos
de los 40, ahí están muchas de las canciones y voces que nos han acompañado
durante décadas.
El título alude a esa actitud de la que hablan los
rockeros y que estaría en el ADN de este tipo de arte: una suerte de rebeldía,
de pulsión que emana de la actividad misma y que hace temblar los cimientos de
lo establecido. Como bien lo muestra el concierto en Luna Park y Billy Bond incitando
a los asistentes a que “rompan todo”. Pero también, para los más viejos, nos recuerda
el título de la canción de Charly García y Pedro Aznar que aparece en “Tango
4”, “Rompan todo”, una canción que grabaron con la voz del inigualable Sandro.
La canción resume una de las premisas que se exponen en el documental, la idea
de mezcla de tiempos, estilos y culturas.
En un principio, la tarea de ordenar un maremágnum de
imágenes, voces y hechos suena a una tarea titánica. Por lo que la decisión de presentar
el documental a través de sus propios protagonistas contando la historia (sus
propios puntos de vista, historias y anécdotas), es el primer paso para dotar
de sentido algo que en un comienzo parece caótico: la crónica de una energía
juvenil que se volvió en la representación de una época (y de varias más). Junto
con esto, se establece una interrogante, que queda flotando en el relato y que
cada artista responde a su manera. Una pregunta básica que fluye durante la
narración para entender qué se muestra y qué no. La pregunta que incomoda, por
obvia o por inescrutable: ¿Qué es el rock?
Desde el inicio queda claro que no existe una respuesta
clara y única (así como tampoco existe una única “historia”). Y que a lo largo
del tiempo, el concepto mismo ha ido mutando en las distintas expresiones y
perfomances de sus protagonistas.
Las imágenes de músicos icónicos en esta actividad,
con registros documentales de respaldo, son lo más emotivo de la serie. Ver a
Charly García, Fito Páez, Sumo, Vicentico, Soda Stereo, Luis Alberto Spinetta,
Jorge González, Los Jaivas, Alvaro Henríquez, Café Tacuba, Molotov, y otros más
que mi cabeza no logra recordar (algunos con un tufillo a museo viviente), es
un deleite en sí.
Y después está la narración misma que va hilvanando
hechos, reconstruyendo memoria y vinculando países, épocas y personas. Exhibiendo
como este tipo de música proveniente de EEUU atraviesa las fronteras y se
convierte en voz de una novel generación que vio en este tipo de música su
manera de expresarse.
Desde ese momento, en que lo jóvenes comenzaron a
actuar imitando a otros jóvenes de otras latitudes, la música se transformó en
el reflejo de una realidad que en Latinoamérica se mostraba diversa, incierta y
precaria. No obstante, la música rock se posicionó poco a poco como el canal de
una generación que comenzó a incomodar al poder, para luego cuestionarlo
directamente. Y esta trama que expone el documental está lo mejor de él.
Cuando la música pasa más allá de la entretención y
sus acordes van reflejando los convulsionados sucesos históricos de América
Latina (no sé porque pero siempre se me viene a la cabeza la palabra
“convulsionado” al momento de hablar de la Historia en nuestro continente) son
los mejores pasajes del relato. Aparecen imágenes de la matanza de Tlatelolco,
los procesos sociales en Chile y Argentina (Allende y Perón), las dictaduras,
el terremoto en Ciudad de México, la guerra de las Malvinas, la irrupción de
los zapatistas, como momentos claves que determinaron el quehacer musical. Hechos que también muchos
de nosotros vivimos y padecimos. Y es en esas coyunturas donde la música se
junta con los vientos de la Historia y deja huellas profundas en las
sociedades.
Asimismo está la historia de la música misma. Las
anécdotas, las disputas, los propios derroteros de los sonidos como van desarrollándose,
como buscan su propia voz, en base a influencias de unos con otros, influencias
extranjeras, influencias del folklore propio de cada país, de músicos con
formación académica, con músicos sin ningún tipo de formación, es decir, una
fusión de elementos variados. Pero todos con unas ganas de crear, de participar
y en última instancia, de vivir por y para la música.
Para nosotros, en este apartado rincón del continente,
quizá lo más alejado que percibimos, es el relato de los músicos mexicanos.
Músicos que en mi perspectiva no tenemos como aquilatar su aporte, pero que
dentro de la narración, se presentan como fundamentales en el panorama musical
mexicano. Como es el caso del Tri, Caifanes, Botellita de Jerez o Maldita
Vecindad. Grupos que los artistas mexicanos reivindican en pantalla, pero que
por estos lares, poco escuchamos.
Lo más más reprochable del documental, desde mi punto
de vista, es la evidente exclusión de la música brasileña. Como si la
influencia de su música en tendencias como Bossa Nova, Tropicália o el MPB nunca
hubiesen sido escuchado en estas latitudes. Una falta de consideración
inexcusable.
Pese a todo, el documental es un gran esfuerzo para
explicar los senderos que vivió la música rock en nuestro continente, con sus
avatares y periplos, a veces como resultado lógico de una indagación constante
de sonidos propios, otras veces impelidos por los acontecimientos históricos. Todo
para configurar una historia ecléctica, plena, vibrante, pero sobretodo, muy
particular, muy rockers sudamericans.
Cristian
Uribe Moreno
ROMPAN TODO: LA HISTORIA DEL ROCK EN AMÉRICA LATINA
Argentina 2020, 6 capítulos
Creada por Nicolás Entel
Dirigida por Picky Talarico
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