THEY SHALL NOT GROW OLD, la cotidianidad de la guerra



Para conmemorar el centenario del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial el 11 de noviembre de 1918, se hicieron una serie de eventos y películas que recordaron uno de los conflictos más sangrientos de los que se tenía registro hasta entonces. La Primera Guerra Mundial, o Gran Guerra como también se conoce, fue uno de los episodios que inicio un convulsionado siglo XX y enfrentó principalmente al mundo occidental como nunca antes se había visto. Uno de los trabajos relacionados con esta fecha de recuerdo fue el trabajo de Peter Jackson junto a la BBC, The shall not grow old (2018), que se puede apreciar en el catálogo de Amazon Prime.

El trabajo documental que se presenta es de una magnitud difícil de dimensionar. Lo que se ve en pantalla son cientos de imágenes datadas de esa época, junto al testimonio de decenas de veteranos que dejaron su testimonio sobre su vida en el frente de batalla. Las películas que se ven son de los archivos del Imperial War Museum, museo militar británico. Las voces son los veteranos que sobrevivieron y que fueron entrevistados por la BBC en la década del 60 y 70. La pericia narrativa de Jackson da forma fluida al continuo de voces e imágenes epocales que van apareciendo.

Esa guerra, tan lejana en el tiempo, está en el imaginario como una guerra muda y en blanco y negro. Y de esta manera, empieza el documental: las imágenes en un borroso blanco y negro, con ese ritmo más veloz y entrecortado de la época silente del cine. Sin embargo, cuando llegan al campo de batalla, las imágenes adquieren color y la velocidad se ajusta a movimientos normales. La magia de la tecnología se toma la pantalla y la restauración evoca un documental tipo Nat Geo.

La ambientación se completa con los sonidos diegéticos que se escuchan en el frente, en las trincheras. A través del audio se oyen las armas, los caballos, las carretas, como también las voces, las risas, el murmullo de conversaciones, los gritos en las trincheras.  Jackson contrató personas que leyeran los labios, para saber qué decían los soldados mientras marchaban, caminaban, aguardaban o simplemente se agrupaban frente a la cámara. Así, después con actores de voz,  sincronizó las imágenes, y revivió ese instante tan familiar de los saldados en el frente de batalla.

¿Y qué queda de la historia que cuenta el documental? El relato en primera persona de muchos jóvenes británicos que marcharon a la guerra. Una historia individual que se va transformando en un relato colectivo. Decenas de muchachos que teniendo la edad de alistamiento o no, se enrolaban con entusiasmo para combatir a los alemanes. Luego la nueva vida, la vida militar, rutinaria, de muchos ejercicios, obediencia, uniformes, armas y la ansiedad de marchar a la batalla.

En el frente, lo más se revelador es ese modo de vida tan normal que comenzaron a tener en medio de la ferocidad de la guerra: comer, dormir, ir al baño, todo se transformó en una rutina distinta, todo tenía su obstáculo a vencer. Las largas horas libres que tenían entre batalla y batalla exponen el día a día de los soldados: sus pensamientos, sus conversaciones, sus juegos, sus deseos, hasta que llega el combate.

Y en el fragor de la lucha, los soldados recuerdan sus experiencias: las explosiones, las balas, los heridos, los muertos. Las reacciones humanas ante el peligro son azarosas y nadie puede predecir el cómo reaccionan ante la muerte. Los soldados que arremeten con todo, los que se acobardan, los amigos que mueren, los que resisten. Y el paisaje de horror y de muerte se transforma en la cotidianidad de la vida en las trincheras: las ratas, los piojos, los cuerpos abandonados, el olor a muerte, el olor a miseria y todos enterrados en los agujeros de la tierra.

Lo grande del documental es que logra dar humanidad a un conflicto a todas luces bestial. Las voces de los soldados, su diario vivir, los muestra como individuos que sobreviven en las circunstancias más desgraciadas. Donde también, nacen la generosidad y la camaradería.

Y, ¿qué queda en la retina? Esas decenas de imágenes de soldados, muchos de ellos adolescentes, sonriendo, viviendo, mirando a la cámara antes de ir al combate. Rostros alegres, serios, preocupados,  que esperan en la antesala del infierno su futura muerte. Y uno como espectador deseando que ese rostro, ese soldado tan lleno de vida, sea uno de los que habla, uno de los que sobrevivió, que sí llegó a viejo, aludiendo título. La angustia que vive el espectador es que esos muchachos que se ven tan resplandecientes, no sean los que luego en la pantalla estén muertos o mutilados u olvidados en los páramos desolados del frente de batalla.

They shall not grow old es una obra de gran proeza técnica. Así como también es una historia conmovedora: una reflexión sobre el devenir humano, el infierno de la guerra y la capacidad de sobrevivir. El film Peter Jackson lo dedicó a su abuelo, William Jackson quien sí sobrevivió a la guerra y sirvió en el ejército británico por casi una década. Uno se imagina al niño Peter escuchando las historias sobre su abuelo desde su más temprana infancia. Y a él soñando con algún día narrarlas al mundo.  

                                                                                                              Cristian Uribe Moreno

THEY SHALL NOT GROW OLD

Reino Unido 2018

Dirigida por Peter Jackson

 

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