TIGRE BLANCO: RUGIENDO EN MEDIO DE LA SELVA URBANA DE LA INDIA
La película Tigre Blanco (2021) estrenada en Netflix, está dirigida por Ramin
Bahri, cineasta nacido en Estados Unidos de padres iraníes. Este realizador que
empezó con películas independientes, Un
café en cualquier esquina (2005), Chop Shop (2007) o Goodbye Solo (2008), adapta con mayor presupuesto la novela
homónima de Aravind Adiga, con un resultado que lo muestran como un tremendo
narrador visual.
La historia se centra en Balram
(Adarsh Gourav), un muchacho que comienza a servir de chofer a Ashok (Rajkummar
Rao) y su esposa Pinky (Priyavka Chopra). Ashok es el hermano menor de un clan
al cual la familia de Balram ha servido por décadas. En medio de la sociedad de
Dehli, Balram hace lo único para lo que ha sido preparado durante su corta
vida: servir. Y la historia mostrará cómo de sirviente pasó a ser un
comerciante respetado y poderoso. En la India, uno de las sociedades más
rígidas, socialmente hablando.
La narración se encarga de
presentar desde el principio que ese estado de sirviente fue superado y que de
alguna forma, Balram se transformó en un señor poderoso. Además, brevemente
cuenta que es una persona buscada por la ley, por lo que introduce un misterio
que el espectador espera que sea develado.
La narración no es lineal y ocupa
el mecanismo del relato biográfico dirigido hacia otra persona. La historia es
relatada por el propio Balram en una carta que prepara para el primer ministro chino
de visita India en eso momentos. La intención, explicar su rápido ascenso
social y su talento en los negocios. Sin embargo, la carta sirve de relato
testimonial para que el espectador vea como se produce este salto de sirviente a
señor, un símil del famoso “sueño americano” esta vez en un país tan lejano
como India.
De manera oblicua, la historia presenta,
con una puesta en escena bastante atrayente y un montaje muy ágil, las
contradicciones de una sociedad económicamente exitosa y socialmente anclada en
la antigüedad.
Los personajes son una muestra de
esas contradicciones. Balram no acepta su destino, el ser sirviente al igual
que fue su padre y su hermano. Ashok que es un indio que fue a estudiar a EEUU
y vuelve casado; él se muestra más abierto a los cambios que su familia pero
termina aceptando el estilo de vida que llevan los de su clase. Pinky, que es
de origen indio pero que ha vivido desde niña en Norteamérica, después de ser
partícipe de la impunidad con la que actúa la casta de Ashok, se rebela contra el
estado de las cosas.
La narración oscila entre las sombras
y luces de esta sociedad, en el decir de Balram. Entre el humor negro y el
drama. Entre las imágenes estereotipadas de la India y la brutal realidad.
Entre la opulencia de estos ricos comerciantes y la pobreza de las clases
bajas. Entre el brillo de los dorados suntuosos de las habitaciones de la
familia de Ashok y la opacidad y
suciedad en que vive Balram y su familia. Entre la despótica conducta de las
clases dominantes, que incluyen golpes, insultos y vejaciones, y la resignada
aceptación de los dominados.
Asimismo, presenta la imagen de un
país en corrupción permanente, donde todo se mueve en base a sobornos. Todo se
consigue con dinero, todo tiene su precio. El sistema se perpetúa a través del
dinero. Incluso los políticos con mayor sensibilidad social, la historia los
presenta como parte del engranaje en este espacio de descomposición social
permanente.
Y todo esto simbolizado en la
figura de los animales. Desde el comienzo vemos a Balram leyendo fluidamente y
a su profesor profetizando su futuro, “eres un tigre blanco, único entre
miles”. La “Cigüeña”, el jefe del clan que domina ese sector de aldeas pobres
de donde proviene Balram, la “Mangosta” el hermano mayor de Ashok, que se
muestra implacable con las clases dominadas, el “Búfalo”, tío de Ashok. La
imagen del gallinero donde ningún gallo huye y todos esperan su turno para ser
degollados. Todo esto mezclado con escenas de animales que viven en la ciudad,
las vacas sagradas, los monos, las gallinas, todos compartiendo espacio con la
gente. Un país que nunca ha dejado de ser una jungla.
Y Balram, que es un tigre blanco
en medio de esta selva urbana, lucha también contra su destino de sirviente y
su propia gente, su propia familia, que no acepta la libertad con que el
protagonista planea su vida. Especialmente contra la abuela que dirige de
manera inflexible el destino de todo el clan familiar. Ellos también son parte
del problema y él termina por entenderlo y enfrentarlo. Y no es casual que
Balram se encuentre con su destino al visitar un zoológico y tener frente a él,
el famoso tigre blanco. El tigre debe rugir. O el gallo debe huir de su
gallinero.
En esta forma de triunfar de
Balram hay un paralelo con el auge económico indio, que parece esconder, detrás
de todo el brillo del éxito, miseria, dominación y crimen. Y Balram, que es un
triunfador, se convierte en un señor que domina, con una forma más amable de
sometimiento, pero dominación al fin y al cabo.
La película es una acabada
muestra de lo que es hoy en día la India: con un pie en la modernidad, una de
las economías más boyantes del mundo, y con el otro pie en una de las comunidades
más tradicionalistas y reaccionarias del planeta. En definitiva, una fábula
moderna con una moraleja un tanto retorcida.
Cristian
Uribe Moreno
THE WHITE TIGER
INDIA 2021
Dirigido por Ramin Bahrani
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