GOOD TIME: POSTALES DE UNA NOCHE MOVIDA
Después de ver Uncut gems (2019), dirigida por la dupla de Josh y Bennie Safdie,
quedé con una extraña sensación. La película era muy entretenida pero su
protagonista, Adam Sandler, resultó exasperante e irritante, por lo que hubo
momentos en que se hizo difícil de pasar. De igual manera, la película es bastante original en su propuesta, así que decidí dar una oportunidad más a los hermanos
Safdie y me topé con Good time,
realización que data del año 2017 y que tiene una estructura similar a Uncut.
La historia es bastante simple, demasiado
simple. Connie Niklas (Robert Pattinson) y su hermano Nick Niklas (Bennie
Safdie), asaltan un banco con la intención de tener dinero, comprar una granja y
vivir lejos de su abuela. El robo es muy poco planificado y a los minutos
tienen a la policía tras sus pasos. De su huida, Nick, un muchacho con muy
pocas luces, es capturado y Connie que logra zafar, comienza sus andanzas
nocturnas para liberar a su hermano de la policía. En una noche de malas
decisiones, Connie demostrará su temple y astucia, para elaborar un plan tras
otro, en la medida que van apareciendo obstáculos e imprevistos, durante una
jornada frenética que parece no acabar nunca.
Varios son los elementos que convierten a este
verdadero tour de force en una
pequeña obra maestra del género criminal o neo
noir. El primero es el desarrollo de la historia. Desde que empieza hasta
su fin, la narración mantiene un buen ritmo mezclando acción y suspenso. Pocas
veces al espectador se le da tregua en este vendaval de hechos que se suceden
uno tras otro. Los giros narrativos que van sucediéndose están muy bien
integrados y aunque hay momentos que se sienten un poco forzados el total del
relato está en un gran nivel.
Las imágenes que presentan la narración están
confeccionadas con gran realismo. Una imagen que se acerca al documental y a un
naturalismo bastante crudo en ocasiones. Los espacios cerrados están muy bien
ambientados, dando una sensación de ahogo y angustia que trasmite el estado
mental de los protagonistas.
Esta ambientación está complementada por las
luces de neón y la música. Lo del neón se explica pues la mayor parte del
relato ocurre de noche. Hay momentos que las luces se vuelven protagonistas
reforzando la intensidad o la paz que la escena transmite. El color rojo
aparece en los momentos de mayor riesgo. El rojo es el color que rige varias de
las acciones peligrosas en que están envueltos los personajes, pues la amenaza
de ser capturado es la constante de la historia. El color azul es el de los
pocos momentos de descanso de los personajes. Indica relajo, algo de paz en el
alborotado periplo nocturno. Y lo más alucinante, los neones que dan un blanco
fantasmal en el parque de diversiones. Un toque absolutamente surrealista,
reforzando la idea de la pesadilla en que están envuelto los personajes. Imagen
relacionada con el peso de estos perdedores dentro de la sociedad, verdaderos espectros
marginales que tratan de concretar delirantes planes para salir de su
insignificancia.
Toda esto enmarcado por la música de Daniel
Lopatin. Una música de sintetizadores que da un toque ochentero vanguardista a
la cinta. Sonidos retro que remiten a la música electrónica de Tangerine Dream o
los teclados que el mismísimo John Carpenter componía para sus trabajos. La
sonoridad le da un toque de atemporalidad y marca el ritmo de ciertos pasajes,
además de reflejar el estado de tensión que se trasluce en la cara de los
personajes. Todo un acierto.
Y el último ingrediente de esta historia es
Robert Pattinson. Las actuaciones están muy bien logradas, para que la historia
sea creíble, los personajes están bien dibujados. Los secundarios están en muy
buen nivel: Nick, el hermano de lenta comprensión, Corey Ellman (Jenifer Jason
Leigh) , la sicótica novia de Connie, Crystal (Taliah Webster) la chica que por
azar colabora con Connie, Ray (Buddy Duress), ex convicto que se cruza en el
objetivo de Connie y que tiene toda una historia de destino fracasado. Otro más
a la lista. Pero el que lleva todo el peso de la historia es sin duda, Connie.
Su actuar febril, tranquilo, mentiroso, encantador, inteligente y siempre al
borde del colapso, pero medido, es la columna vertebral del filme. Sin su
carisma, que en momentos parece que desbordara la historia, esta,
definitivamente, no funcionaría.
La suma de sus partes convierte a Good time, en una verdadera joya. Una
cinta que comienza y termina de manera similar, con una serenidad que no tiene
durante el relato, durante ese buen tiempo que pasa el espectador, con las
peripecias de estos hermanos. Que por un lado entretienen y por otro muestran
de manera indirecta, la cara frágil y extraviada de una Norteamérica llena de
perdedores, en una irreconocible ciudad de Nueva York, alejada de sus icónicas
edificaciones y de su sofisticada sociedad. La cinta tiene momentos de humor negro que
recuerda a otros hermanos realizadores, los Coen, amos absolutos de situaciones
cotidianas que se salen de control y terminan en tragedias ridículas. Algo de
ellos resuena en más de una escena de esta gran apuesta de los hermanos Safdie.
Cristian
Uribe Moreno
GOOD TIME
EEUU 2017
Dirigido
por Bennie y Josh Safdie
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