THE KNICK, LOS CLAROSCUROS DE LA CIENCIA
Con la llegada del streaming de HBO Max, se ha
ampliado el conjunto de realizaciones que se pueden observar de HBO, tanto las
nuevas como sus antiguas producciones. De estas últimas, me llamó la atención
una serie que no vi en su momento, pero que ahora la disfruté en un par de fin
de semanas: The Knick. Producida por
CINEMAX y dirigida por Steven Soderbergh, la realización es un verdadero
deleite visual y dramático de uno de los grandes directores de fines de siglo
XX y principios del XXI.
La serie se inscribe bajo el rótulo de drama
hospitalario. La acción se sitúa en el New York del año 1900, cambio de siglo y
de mentalidades. El hospital Knickerbocker, llamado coloquialmente The Knick,
es el centro de las actividades del Dr. John "Thack" Thackery (Clive
Owen), un brillante cirujano que opera las dsitintas patologías, utilizando los
últimos avances médicos. Tiene una reputación que atrae tanto a la comunidad
científica como a los filántropos donantes. Al centro médico llega el nuevo
cirujano, Dr. Algernon Edwards (Andre Holland), primer médico afroamericano, a
formar parte del staff de cirujanos, integrado por Dr. Bertram
"Bertie" Chickering y Dr. Everett Gallinger. El impacto de ser el
primer médico de color en el hospital será el eje principal de la trama.
Se suman a este cuadro, las enfermeras, entre las que
destacan, Lucy Elkins, cuya vida se cruzara con la del Dr. Thack. Cornelia
Robertson, hija del magnate Capitán August Robertson, filántropo y principal
sostenedor del hospital. Mujer bastante abierta de mente para la época que se
resiste a los convencionalismos que como rica heredera su familia y su clase la
obligan. Está el gerente Herman Barrow, que trata de mantener el funcionamiento
y las finanzas del hospital, sin dejar de tomar una tajada aquí y allá. La
hermana Harriet, monja católica que ayuda en el hospital y que guarda más de un
secreto. Y Tom Cleary, el conductor de ambulancias que va trazando sus propios
planes, en relación a la vida del hospital.
El foco de atención está en el grupo de médicos que
con dedicación absoluta, son presentados como verdaderos apóstoles de la ciencia
moderna y sus métodos. En una sociedad que va dejando atrás los procedimientos
oscurantistas y arcaicos, para adentrarse en la modernidad de la ciencia, ellos
están en la vanguardia. Esa ciencia que se va renovando de manera muy rápida,
al igual que la sociedad, va ampliando
los límites de lo que se puede hacer. Y a menudo, los límites de lo que es
moralmente aceptable se van volviendo difusos. Por cada éxito que los médicos
logran, quedan atrás errores que a menudo han acabado en la muerte de los
pacientes.
El personaje principal en este progresista grupo de
médicos es el Dr. Thack, una suerte de rockstar, con sus zapatos blancos, su vestimenta
estrafalaria, su corte de pelo y su incurable adicción a la cocaína. Él es la
estrella en el hospital y así se mueve. En una sociedad que se deslumbra por
cada nuevo avance, él es el gran demiurgo. En su quirófano, llamado
coloquialmente “el circo”, cuando se viste con su bata blanca, una suerte de
alba sacerdotal para celebrar una liturgia profana, el Dr. Thack deslumbra a su
fiel feligresía que aguarda ansiosa la revelación de los nuevos milagros
médicos.
Lo otro destacable es que las historias de los médicos
y trabajadores del hospital funcionan como una radiografía social. Al seguir la
pista de cada personaje, mostrarlo en su lugar de trabajo y luego su día a día,
la serie amplia el espectro de los distintos rincones de la ciudad en la que
interactúan los personajes. Y es aquí donde se van desarrollando tramas
secundarias, alrededor de otros temas que no se apartan mucho de la sociedad
actual: problemas de inmigración, la pobreza, el hacinamiento, la corrupción,
la delincuencia, la drogadicción, el aborto, la prostitución, el papel marginal
de la mujer, el clasismo y el racismo, son solo algunos asuntos que dan una
visión más completa de esta moderna sociedad neoyorquina que va emergiendo.
En este aspecto, la serie se prodiga en una serie de
detalles epócales que dan credibilidad al relato. Detalles que son el deleite
de cualquier espectador. Los utensilios médicos contemporáneos, las maquinas
que van apareciendo o creando, los decorados de las casas, las calles, el
vestuario de los personajes, todo está desplegado con gran cuidado. Esto da un
aire realista. Realismo que también aparece al mostrar con prolijidad los
procesos quirúrgicos mismos. Ese esfuerzo por exhibir las imágenes de la
práctica médica, con ciertas reminiscencias al gore, raya en la crudeza, no siendo
muy apto para estómagos delicados.
El toque sugerente de la serie, claramente lo tiene la
iluminación y la música. En lo que respecta a la iluminación, los tonos ocres
para los espacios cerrados, tonos azulados para los exteriores. Y todo en baja
intensidad, explicados por la reciente aparición de las primeras bombillas
eléctricas, dan una sensación un tanto onírica y oscura a los distintos
rincones donde transcurren las historias. Enfatizando que la luz eléctrica está poco a poco alumbrando una
sociedad que está sumida en las penumbras. Lo único realmente iluminado es el
quirófano donde la luz de la ciencia es la guía. Y la sangre que emana de los
cuerpos, es el precio que se debe pagar por este progreso. Como si fuera un
altar de sacrificio de los nuevos dioses.
La música incidental, a cargo de Cliff Martínez, con
sus teclados absolutamente contemporáneos, aporta una atmósfera única a la
serie. El contraste de un espectáculo de Belle Epoque decadente, con cadencias
electrónicas computacionales absolutamente contemporáneas, es un toque notable.
De sus detalles, de la manera experta con que presenta
y acompaña a los personajes, estamos ante uno de los grandes trabajos de Steven
Soderbergh. A la altura de Traffic, esa
crónica implacable que exhibía los alcances de la perdida guerra contra la
droga. En The Knick, con su cámara
bisturí, Soderbergh opera dentro de una sociedad que está en un proceso de
cambio, dejando al descubierto su grandeza y su miseria, su deseo de progreso y
su resistencia al cambio. La serie funciona como una historia de época, un
comentario social y una muestra más de la condición humana, en una factura
impecable de uno de los realizadores más talentosos del cine. Un verdadero
regalo.
Cristian
Uribe Moreno
THE KNICK
EEUU 2014 – 2015 (2 temporadas)
Director: Steven Soderbergh
Una de esas series adictivas. La vi hace algunos años en un viaje que por suerte era tan largo que me permitió disfrutarla a pesar de la mirada atónita de quien iba en asiento de al lado. ¡Imposible pensar en dormir y no verla completa! Una joya con los detalles de época como bien dices y la maestría en mostrar la medicina como era en esa época: un campo de experimentación e innovación con métodos "inusuales" y el escenario de esas salas de clases con bisturí en mano. Lo mejor para mi gusto es Clive Owen que está impecable y demoledor con su personaje muy bordeline, una maravilla de oscuridad. Buenísima serie.
ResponderEliminarSí, tienes razón. Clive Owen está fuera de serie.
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