ANTIDISTURBIOS: CHOQUE DE FUERZAS EN LAS CALLES MADRILEÑAS
ANTIDISTURBIOS: CHOQUE DE
FUERZAS EN LAS CALLES MADRILEÑAS
Hace tiempo que la
producción audiovisual española está en un nivel muy alto. Sus películas y
series de televisión se han masificado gracias a las plataformas de streaming y
el éxito mundial de La casa de papel.
No obstante, la gama de producción es mucho más amplia. Y en este abanico de
creaciones, uno de los temas recurrentes
son sus series policiales – criminales. Series como Bajo sospecha (2014), Vivir
sin permiso (2018) o Hierro
(2019), son una muestra clara del dominio del lenguaje visual y del género que
han alcanzado estas producciones. En estas series que en su mayoría se sitúan
en zonas paradisiacas y pueblos pequeños, se ocultan fuerzas destructivas que
emanan de vez en cuando y dan una pincelada de la actualidad de la madre patria
y sus problemas: tráfico de drogas, prostitución, explotación de inmigrantes,
corrupción política, pedofilia, etc. Males que también preocupan al resto de
Europa. Sin embargo, la miniserie de HBO Max, Antidisturbios (2020), nos traslada a la capital española para
ofrecernos un lienzo que da cuenta de los problemas de la gran ciudad desde la
perspectiva policial.
La serie dividida en cinco
capítulos nos introduce en la vida de una unidad policial que se denomina “Antidisturbios”,
un símil de nuestro GOPE. Esta unidad está compuesta por seis miembros: Salvador
Osorio (Horik Keuchkerian), jefe de la patrulla, Diego López (Raúl Arévalo), Alexander
Parra (Álex García), José Antonio Úbeda (Roberto Álamo), Elías Bermejo (Raúl
Prieto) y Rubén Murillo (Patrick Criado). Ellos acuden a ejecutar un desahucio
en un departamento. En este procedimiento, luego de un caótico desarrollo,
muere un inmigrante africano. La unidad queda en el ojo de la opinión pública y
los altos mando policiales deciden comenzar una investigación que involucra al
departamento de asuntos internos, liderados por una perspicaz policía, Laia
Urquijo (Vicky Luengo).
La historia se desarrolla
entre las vidas de los policías del grupo, su conducta profesional y privada. A
medida que la acusación va escalando la serie va mostrando como cada uno de ellos
maneja la presión. Paralelo a esto, Urquijo, la policía anticorrupción, realiza
su propia investigación para esclarecer los hechos que ocurrieron en el
desalojo y llegar a la verdad. La hebra investigativa se va ampliando y toma
caminos inesperados.
Los puntos altos de la
serie son varios. Lo primero que resalta es el manejo del ritmo narrativo. La
actuación de los policías que deben enfrentar diariamente la lucha cuerpo a
cuerpo en las calles, como si fueran un grupo de infantería, da cuenta
tensiones sociales que laten en la sociedad española y que solo la fuerza las
puede contener. Este combate diario va calando en los policías y vemos cómo
afecta su diario vivir. Así la narración muestra cómo en situaciones familiares
muy triviales aparece el estrés que acumulan los personajes. En distintas situaciones
cualquier detalle es una excusa para ver como los personajes explotan, dejando al
desnudo la carga emocional que acumulan.
Otro acierto son las
imágenes que captan los procedimientos del grupo policial. Con mucha adrenalina
y cámara en mano, las imágenes traspasan el crispamiento del momento. La serie
de un segundo a otro se vuelve una producción de acción, bastante realista. La
violencia de esos instantes viene precedida de pasajes de alta tensión. Y
cuando se desencadena la violencia, se siente el rigor del instante.
El otro gran trabajo de la
serie, es la radiografía que hace de las distintas personalidades que conforman
el grupo. Por un lado, ellos logran mostrarse como un grupo unido, una pequeña
hermandad que actúa como un solo cuerpo. Tanto para sus procedimientos como
para defenderse del asedio que viene del exterior. Esa camaradería evidente se
va resquebrajando y se ve a los personajes volverse vulnerables, unos más que
otros. Así la férrea unidad va siendo claramente amenazada.
De esta manera, lo mejor
de la serie, es su vocación narrativa que se transforma a medida que avanza el
relato. En primera instancia, parte siendo una especie de denuncia de la
brutalidad policiaca. Luego, muta a una investigación policial que bucea en la
corrupción, alcanzando niveles insospechados. En medio, una narración con visos
de drama que revela las historias personales detrás de cada policía. Unos
personajes que más parecen marionetas en manos de titiriteros y sus hilos
invisibles. A la larga las decisiones de sus vidas son afectadas por intereses
que ellos poco pueden vislumbrar. Pero queda claro que la fuerza bruta del
grupo es necesaria en esta sociedad para mantener a raya a parte del colectivo.
Y que también son instrumentalizadas para llevar a cabo planes espurios del
poder en las sombras.
Hacia el final, la
miniserie se acerca más hacia El reino
(2018) interesante película española de Rodrigo Sorogoyen, uno de los creadores
de la serie, que entrelaza crimen y política en la moderna sociedad española.
En el caso de Antidisturbios, la
miniserie parte de una acción casi rutinaria que termina impactando la vida no
solo de los policías del grupo, sino también de todos los personajes que se ven
involucrados con ellos. La onda expansiva termina por derribar a casi todos. Todos
terminan perdiendo algo para sobrevivir a este desastre. Moros y cristianos. Una
zona gris donde las diferencias de buenos y malos son solo de matices.
Cristian Uribe Moreno
ANTIDISTURBIOS
España,
2020
Creada
por Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen
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