EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS, EL ALMA HUMANA DEVENIDA EN MONSTRUOSIDAD

 





Cuando vemos que en un proyecto cinematográfico, asoma el nombre del galardonado cineasta Guillermo del Toro, inmediatamente se nos viene a la cabeza historias de narraciones donde lo extraordinario aparecerá de alguna manera. En el caso de su último film, El callejón de las almas pérdidas (Nightmare Alley 2021), hay una incursión en el género negro, un giro en sus fantasiosas historias, pero sin dejar de lado sus singulares criaturas y sus obsesiones.

El vagabundo Stanton ‘Stan’ Carlisle (Bradley Cooper) llega a una feria itinerante de manera un tanto azarosa. Ahí encuentra a Clem Hoately (William Dafoe), quien presenta un monstruo que come gallinas vivas (una imagen lo presenta como geek). Clem, quien dirige la feria de atracciones, contrata a Stan para ayudar en diversas tareas. Ya dentro, este entablará amistad con Zeena (Toni Colette) y Pete (David Strathairn), una pareja que hace un número de mentalismo; conocerá a Bruno (Ron Perelman), un hombre que hace un acto de fuerza; y también se relacionará con Molly (Rooney Mara), protegida de Bruno, una chica que ejecuta una escena con electricidad y que desde la primera vez que la ve, se siente atraído por ella.  

Todo este ambiente de comunidad cerrada y familiar, atrae a Stan quien empieza a colaborar con Zeena y Pete, a conocer sus trucos de mentalismo, mientras se va compenetrando con los secretos de la feria en general. Después que ha pasado la etapa de aprendizaje, vemos a Stan en los grandes salones citadinos, haciendo sus trucos mentales y codeándose con la alta sociedad. Aquí hace su entrada Lilith Ritter (Cate Blanchett), una misteriosa sicóloga que atrae irremediablemente a Stan. Y Ezra Grindle (Andrew Shever), un millonario con un oscuro pasado. La narración cambia de tono y el noir se toma la pantalla.

La película en lo conceptual se divide en dos partes. Por un lado la feria, en el otro la ciudad. En un lado, las almas pérdidas se esconden y encuentran algo de consuelo en la camaradería del espectáculo itinerante; en el otro, las almas atormentadas no logran llenar ese vacío que tienen en su interior. Como lo predice Pete: “Si las personas realmente fueron lastimadas, esa grieta se transforma en un hueco que no hay como llenarlo”.

El personaje de Pete introduce a Stan en el mentalismo enseñándole todo tipo de trucos. Stan se convierte en un “lector” de señales que busca desentrañar los secretos que ocultan las personas. Muy parecido al trabajo que ejecuta Lilith es su despacho, a través del sicoanálisis. Pero ninguno de ellos, puede sondear las almas en toda su profundidad. Logran vislumbrar algo en esos abismos que son las personas. Pero siempre se quedan cortos, como si no pasaran de la superficie.

Esto encuentra su paralelo en lo que hace el director con sus películas. Del Toro busca sondear lo que hay en las almas de sus personajes. Y para esto, recurre a elementos narrativos que ha diseminado durante el relato: fuego, gallinas, cartas de tarot, conejos, alcohol, dibujos, esoterismo, trucos, etc. Y los mezcla con los defectos de los personajes: ambición, lujuria, culpa, traición, y, sobretodo, fatalidad. Pues ante todo, la película es un intrincado mecanismo narrativo que no devela sus estrategias  para entretener y emocionar. Pero ahí están, distrayendo con el relato y poco a poco, develando la monstruosidad que esconden sus personajes. Y, finalmente, es el espectador quien va leyendo estas señas.

Aunque, en algunos momentos esta perfección narrativa, se siente como una propuesta un tanto artificiosa y un tanto rebuscada. Sobre todo en la segunda parte de la película.

La película no esconde su admiración por Freaks (1931), la canónica película de Tod Browing sobre monstruos y personas, con la cual se mide. Realización que también transcurre en una feria de exhibiciones y que plantea esta dicotomía sobre la monstruosidad externa y la interna. Guillermo Del Toro postuló al Oscar este año en la categoría de mejor película por El callejón de las almas perdidas. Él ya lo ganó en el 2017, con La forma del agua, otra película sobre seres sobrenaturales. Sin embargo, esta vez no lo obtuvo. Tal vez, el relato anterior, tiene una historia de amor, amor verdadero, que deja un sabor más optimista al espectador. En cambio,  El callejón … es una historia mucho más pesimista. Un descenso al lado oscuro de los seres humanos. Existe una versión anterior, hecha en 1947, a cargo de Edmund Goulding y estelarizada por el gran Tyron Power. Está en Youtube y se puede visionar para hacer la comparación entre una obra y otra. Así, se pueden apreciar cuáles son las líneas que importan a un autor y a otro. Nada mejor que cinematografía comparada para el fin de semana.

                                               Cristian Uribe Moreno

NIGTHMARE ALLEY

EEUU 2021

Dirigida por Guillermo Del Toro


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