XIAO WU, EL OCASO DEL VIEJO MUNDO
El filme Xiao Wu (Pickpocket, 1997) del director
chino Jia Zhiangke significó su primer largo cinematográfico y su rápido
reconocimiento internacional. Ese mismo año se exhibió en Berlín, comenzando
una relación fructífera que se ha extendido a Cannes y Venecia, donde fue
premiado por Naturaleza muerta el
año 2006. Cineasta, que en sus inicios no fue muy estimado por las autoridades, con el tiempo, han dejado que realice
sus obras con relativa independencia, dando muestra del relajo en el país
oriental.
La película tiene una
historia mínima. Xiao Wu (Wang Hongwei) es un ladrón de poca monta, un
carterista. En su deambular, se entera que su amigo de fechorías, devenido en
“joven empresario”, se casará y que él no ha sido invitado. Desde ese momento,
el personaje comienza a vagar por las calles de la pequeña localidad de
Fenyang, sin un propósito claro.
La realización de la
película coincide con la nueva política China en materia económica. En ciertas
zonas del país se dio comienzo a una vía más abierta a la economía de mercado,
lo que acabaría cambiando para siempre dichas zonas.
Este cambio de ciclo se
percibe en el relato. En el momento de iniciar la película, aparecen ciertos elementos
del país comunista como las imágenes de Mao o esa voz omnipresente que se
escucha por altoparlantes y que advierte del endurecimiento de penas contra los
criminales. La actividad delictual de Xiao Wu parece estar en extinción.
Por otra parte, las
señales de una modernidad más mercantil van apareciendo: los estéreos, la
música pop de las radios, los jingles, el karaoke. La combinación de estas
señales con elementos de la vieja ciudad, los callejones, las casas, las
paredes derruidas dan una extraña sensación de un fin de era, algo que está
acabando.
En medio de esta atmósfera,
Xiao Wu se comporta como un antihéroe. No tiene ningún fin declarado. Vaga.
Roba en la calle para gastarlo con sus amigos o con prostitutas. Solo piensa en
él. No tiene ningún valor que el espectador aprecie.
Y, sin embargo, su errar
sin destino, lo hace una figura patética difícil de olvidar. “¿Qué quieres?” le
preguntan un par de veces sin lograr ninguna respuesta de él. Ese desajuste
vital que está viviendo, cuando todos están se están adaptando a los nuevos
tiempos y su mundo, sus compinches y amigos, se va desvaneciendo. Hay una
soledad que irradia el personaje. Un no encajar en ningún lado. Así como uno
intuye que tampoco encajaba en la sociedad comunista china.
Este personaje en tono gris
es un espejo de una ciudad que se está transformando. Asimismo, se percibe que algunos
de sus habitantes también sentirán ese desarraigo por los nuevos tiempos. Como
el padre de Xaio Wu que representa una generación de ancianos que ya está a
punto de morir y sus ideas ya no son compartidas por su familia. No existe ese
respeto por las generaciones más ancianas.
Ese tono gris también se
ve en las calles, en los interiores de las casas. Y por eso, llama la atención
el contraste con los colores vivos que exhibe la casa de citas donde acude Xiao
Wu para estar con Mei Mei (Hongjian Hao). Estos son los únicos momentos donde el protagonista
se siente cómodo y disfruta de algo: compañía femenina, canto y baile. Esos
salones en que predominan vivamente el rojo y el amarillo. Allí, como si fuera
un oasis, Xiao Wu cree que está finalmente su destino.
La película fue filmada en
16 mm, con mucha cámara en mano. A través de largos movimientos de cámara,
contrastando con tomas prolongadas de personajes estáticos. Un contrapunto que
muestra a un cineasta en dominio de su arte, pese a lo joven que realizó este
film: 27 años. Por esto, es uno de los grandes debut cinematográficos que se
recuerden.
A Jia Zhiangke se suele asociar con la sexta generación de cineastas chinos. Generación que viene después de la
liderada por Zhang Yimou, quizá el realizador más reconocido del país. La generación
de Zhiangke se acerca más al individualismo que comienza a aparecer en China,
menos romántica y más centrada en la vida urbana contemporánea.
Estos aspectos de situar a
sus personajes en estas nuevas sociedades que comienzan a configurarse con los
cambios económicos y sociales que ocurrieron en China, que lo llevarían a
convertirse en el gigante económico que es ahora, son la base de la propuesta
de Zhiangke en sus inicios. En sus siguientes cintas continuará siendo el
cronista de los cambios de su país. Así lo muestran Plataforma (2000), Placeres
ocultos (2002) y la ya nombrada Naturaleza
muerta (2006). Todas películas (y otras más) se pueden encontrar en la
plataforma de MUBI. Al igual que su opera prima, la inolvidable Xiao Wu, que para su distribución
internacional, Zhiangke eligió el nombre de Pickpocket, en abierto homenaje y diálogo
con la obra de Robert Bresson, otra cinta de carteristas perdidos.
Cristian Uribe
Moreno
XIAO
WU
China,
1997
Dirigida
por Jia Zhiangke
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